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En el tabique interventricular existe un agujero por el que pasa sangre oxigenada (roja) del ventrículo izquierdo (VI), que está a más presión, al ventrículo derecho (VD) (con menor presión) mezclándose (color marrón) con la sangre no oxigenada (azul) que proviene de la aurícula derecha (AD), de forma que regresa al pulmón (P) inútilmente a oxigenarse estando ya previamente oxigenada. Como consecuencia de ello el ventrículo derecho, la arteria pulmonar (AP), los pulmones, las venas pulmonares, la aurícula izquierda (AI) y el ventrículo izquierdo están sobrecargados inútilmente de flujo sanguíneo y trabajo hemodinámico, y se dilatan. Este hiperaflujo de sangre causa insuficiencia cardiaca (dificultad al respirar, fatiga, no ganancia de peso, etc) y con el tiempo hipertensión pulmonar que en algún momento podría llegar a ser irreversible, en cuyo caso no remitiría con la operación cardiaca.
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Muchos de estos agujeros se cierran espontáneamente en las primeras semanas o meses de vida por lo que se debe esperar un poco antes de decidir intervenir quirúrgicamente. Si no se cierra y/o si causa insuficiencia cardíaca y/o hipertensión pulmonar debe operarse lo antes posible. La operación consiste en cerrar el agujero con un parche a través de la aurícula derecha (auriculotomía).
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